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sábado, 30 de abril de 2016

Superman - Gabriela Feio Garcia.

Con un inmenso cariño y la ilusión de que este relato no sea el único en su colección, les dejo el primer cuento corto de quien, ayer, hace tres años es mi compañera de vida, mi motivo de discusiones, depresiones, alegrías y dueña de la mayor parte de mi serenidad, Gabriela.

Dicen que el primer escrito de una persona es el más sincero, carente de profesionalidad y desbordante de sentimientos. Espero que les guste:

Si una persona pudiera tener lo que quisiera en su vida, los deseos más comunes que solemos escuchar son: ser la persona más bella del mundo, o la más rica, o tener salud infinita y nunca morir, entre otras cosas, pero para ella no.

Ella no quería dinero, ni belleza, ni vida eterna. Soñaba con algo más, algo que con sólo estar allí podría hacerla feliz.


Ese algo, o mejor dicho alguien, era él, la más genuina felicidad personificada como si el universo hubiera conspirado para que fuera todo lo que ella necesitara. Su paciencia le hacía creer ser capaz de cualquier cosa. Le inspiraba tal confianza que tan solo con una palabra de apoyo, ella podía domar hasta la situación más difícil.


Tal vez no tenía rayos láser en los ojos, pero con tan solo mirarla podía desnudar cada pensamiento de su cabeza, sin preguntarle nada.

Tal vez no podía volar, pero cuando estaban solos ella sentía que podía flotar hasta tocar la estrella más brillante del cielo.
Quizás no tenía una fuerza inhumana de mil hombres, pero cuando él la abrazaba no había nada que pudiera romper ese algo.
Definitivamente no podía volar en el espacio y volver en el tiempo, pero cuando se besaban todo alrededor se detenía, como si solo existieran ellos dos y el tiempo hubiera parado como por arte de magia.
No era dueño de un físico inigualable, pero su cuerpo era todo lo que ella necesitaba.
Él quizás no hacía grandes acciones por la humanidad, pero para ella él era su mundo, sus pequeños gestos significaban mucho y hacían una diferencia en su vida.

Para el resto, él era un hombre común y corriente, nada fuera de lo normal. Digamos que para el mundo él era Clark Kent.

Para ella, era el único hombre con el poder de hacerla sonreír simplemente con un "te amo". Para ella, él significaba fuerza, rareza, amor, nobleza, carisma, originalidad, entre otras cosas.

Como todo superhéroe tenía una debilidad. Su "kryptonita", su punto débil, era ella.


Con amor, ella.

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