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martes, 11 de julio de 2017

Chocolatada con sabor a secundario

A veces la vida da giros importantísimos que nos hace derrapar y volcar al costado de la ruta, nos hace terminar en el hospital conectados a un respirador y hasta a veces pensamos estar cerca de cagarnos muriendo por no haber sabido aguantar lo que vino.

Será lo que será de la vida de cada uno, nunca hay un tutorial sobre como vivir la vida ni qué familia o personas elegir para vivir. Muchos pensamos que la vida es como Los Sims cuando se parece más a un juego de realidad virtual en el que inevitablemente las cosas suceden. Muchos pensamos que si algo se pierde es porque deja de existir, cuando en realidad eso que perdimos fue porque en algún momento lo ganamos, y no lo ganamos de la nada. Lo ganamos porque las cosas en realidad nunca se pierden, sino que se juntan para llegar a vos de vuelta en otra forma, y siempre mejor.

No elegimos lo que nos toca vivir ni con quien, los hechos y personajes ya existen en la historia que protagonizamos y es por nuestro curso que la historia cobra arte. De todos esos hechos y personas, sólo algunos/as pocos/as pueden llamarse "necesarios" o "indispensables" para nosotros los protagonistas.

Sí, somos todos diferentes y es según nuestras pasiones y procederes que hacemos pasar las páginas, pero si algo tenemos todos en común es el sentimiento de desesperada necesidad de alguien y algo.

Personalmente, a mis 20 años que presumo, tuve demasiada gente y demasiadas vivencias que mediocres quedan al ser comparadas con lo que viene a futuro. De "demasiada gente" safa mi vieja y de "demasiadas vivencias" o "algo" safa mi pasión por el deporte. 

Podría sentarme y escribir mil palabras sobre mi pasión por el deporte, pero ya lo hice y esta vez quiero trasladar mi pasión a mi mamá.

De chiquito siempre fue una facilidad para mí demostrar cariño a mi familia, muchos besos, abrazos y declaraciones de amor que quedaron en la infancia y en el tiempo. Hoy todo es diferente, viví una pubertad y pre adolescencia terribles por ser juzgado como algo que nunca fui, por bullying, por desprecios y comparaciones de mi familia (incluyendo a mi vieja) que me tiraron muy para atrás cuando deberían haberme motivado.

Aprendí con el tiempo a demostrar cariño ante casos muy específicos y personas muy específicas que no tenían que ver con lo anteriormente nombrado. Con el tiempo las cosas cambiaron, yo crecí, cambié, maduré, conseguí una compañía que duró casi cuatro años y de esas cosas pude aprender muchísimo, y hoy puedo decir que no me olvide de darle cariño a mi vieja, porque yo la amo, pero aún hay cuestiones en mi corazón que nunca van a terminar de aclararse.

Por esto y otras cosas más puedo decir por primera vez abiertamente al público (algo muy malo a mis casi 21 años) que amo a mi mamá más que a nada en el mundo, y eso que soy muy melómano con muchas cosas y personas. La amo porque estoy acá y soy lo que soy gracias a ella y mis abuelos, porque si bien hay más familia atrás que siempre estuvo, mi ser se concentra en ellos dos, de los cuales solo me queda ella.

Yo no demuestro mucho cariño, mamá, pero algo puedo decirte sobre aquel corazón rencoroso que se acostumbró a demostrar más con otras personas: que es tuyo.

El corazón lo tuve roto dos veces, dos veces que me hicieron mierda y que si bien no quiero llevar la cuenta, es inevitable no sentir las cicatrices. Sería como querer correr estando inválido o ser un político justo: básicamente imposible.

Mi corazón es tuyo porque yo decidí dártelo, porque te lo mereciste siempre y ahora mi cabeza no barrunta más. Sos paciencia y virtud, lucha e incondicionalidad, buscas tu más profunda filantropía y la usas en tus hijos, sabes escuchar y aunque seas una vieja de mierda, mi corazón va a seguir siendo tuyo.

Llore mami, llore. Porque las lágrimas a tu familia siempre serán de felicidad o nostalgia, nunca por dolor ni malintenciones, por más te cueste creerlo.
Cocine, mi vieja nomás. Tus milanesas son horribles en serio, pareciera que le pones empeño en que te salgan asquerosas, pero con lo demás me conformo y mucho más con las chocolatadas con sabor a secundario que bien sabes que significan.
Calentate las patas, boluda. Que tus consejos a mi corazón son mejor que cualquier suspiro, borrachera, sorbo de agua u otro consejo.
Y sobre todo, gringa, no me baje los brazos que fue eso lo que mejor aprendiste de tus padres, y es eso lo que a mí me dejaste aprender de vos, sin enseñármelo.

Hoy mami, mi corazón es tuyo, y para siempre también, porque tu resiliencia me abraza y nunca me suelta.

Hoy mami, te demuestro cariño como nunca, y sera, por supuesto, también para siempre.

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