Traducí a cualquier idioma:

viernes, 10 de abril de 2020

Un todo de poco

Tuve que volver acá, no sé bien por qué.

Pensé que estaría peor a esta altura del año, pensé que me seguiría acordando de vos con la misma intensidad que el año pasado.

Tengo una mezcla de sentimientos que no sé como equilibrar.

Te adoro, creo que seguís siendo una de las mejores personas que conocí en mi vida y que probablemente por eso te hayas ganado por unanimidad que te considere como la mejor química que pude o pueda llegar a tener, pero te tengo un odio tan grande, tan intenso que no me cabe en el corazón.

¿Por qué siento odio aún así sabiendo que no me cabe? Porque aunque me generes rechazo, el lugar que decidí guardarte para cuando decidas volver, elegí no llenarlo de odio, sino dejarlo vacío, en respeto y por amor a los mejores días. Por eso el odio que te tengo es siempre hacia afuera.

No puedo creer que hayas sido tan desconsiderada, tan ciega, tan ingenua. Tenías en frente tuyo a un flaco que se rompió y se construyó solo de nuevo, con todas las seguridades del mundo de nunca volver a romperse, porque se reconstruyó uniendo las partes rotas con nada más que cariño. Capaz supe reconstruirme yo, pero vos no supiste sanar. Y seguís sin sanar.

A pesar de eso, nos seguimos hablando, me acuerdo que me enviaste un video de tu hermana diciendo "Alberto Fernández" y compartimos la última mejor buena onda. Pero mientras tanto, vos estabas de acá para allá con alguien de quien no querías engancharte porque no te quería y estaba con 25 por semana.

Y vos te enojaste conmigo porque, para ese entonces, yo seguía teniendo sentimientos por vos, y los expresé completos porque era obvio que eso me iba a destrozar (felicidades, lograste tu cometido).

Tengo ciertos fundamentos de que quisiste devolverme todo lo que te hice, después tuviste la osadía de pensar que yo te deseaba algún que otro mal ¿Cómo te da la cara?

Sin embargo, a pesar de equivocarte y seguir equivocándote hasta hoy día, me alegra que hayas seguido el último consejo que te dí y te hayas permitido sentir otra vez. Aunque bueno, volviste a tu tan afamada rutina de salir con feos.

Retrocediste. Hoy salís con una persona con la cual vos ya sabes como van a terminar las cosas. Le regalas palabras baratas y a mí me regalas frases de resentimiento en Twitter, y es obvio qué es lo que te pesa más.

De todas maneras es tu vida, es importante que siendo tan grande te des cuenta sola de las cosas, solo espero que el dolor que te genere cuando esta aventurita concluya, no te separe de tus responsabilidades ni te aleje del origen de los sentimientos que hoy tenés que, por cierto, vos sabés muy bien de donde vienen y por qué los estás canalizando así hoy.

Solo espero que cuando llegue nuestro reencuentro entiendas que nada va a volver a ser como antes, que será increíblemente más difícil para vos, muchísimo más de lo que será para mí. Digo, porque esas desventuras de gimnasio y sushi, o costa y porro, o bien cualquier cosa que hayas adquirido para distraerte en lugar de sanar, no volverán a acercarse a tu vida. Te espera algo más noble, algo más sano, más sincero, más puro.

Te espera algo más.

Además, te va a faltar muchisima fuerza para dar el voto de fe que me querrás dar.

Por el momento, ahí donde estás, en ese lugar lejano donde elegiste estar, estas bien. Quedate ahí. Feliz cumpleaños.

Ahora sí voy a poder dormir mejor.

P.D.: ¿Escorpiano? ¿Vos no aprendiste un carajo, no?