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jueves, 30 de marzo de 2017

Que lindo será.

Que lindo será una buena compañía
te das cuenta que podes ser cotidiano,
que podes ser sincero,
que sabes que estás bien,
y te garantiza una buena pasada a cuestas de todo.

Que lindo será ser argentino,
que por más que vos seas agrandado,
prediques con los tuyos aquello que nunca sabrás,
y te surja una cara de ogete,
no fue un argentino quien te puso el hombro.

Que lindo será ser pasivo,
que no te cuesta contagiar a los demás,
que una buena pasada es normal,
que los buenos momentos no se fuerzan,
que tu vía es la tuya y de quien vos quieras.

Que linda será Buenos Aires,
que sea con quien sea te sentís cómodo,
que nunca te sentís solo,
que vas de acá para allá maravillándote,
y, encima, te enamoras más que antes.

¿Por qué será que uno es tan gil,
que por más buena influencia,
o excelencias excepcionales,
o mismo aquellos tuyos,
que no te pueden sacar una mueca siquiera?

Que linda será tener esa virtud,
de ser inmortal en tus queridos,
que sabrás que nunca te faltará nada,
que sabrás que a ellos tampoco.

Que lindo será el clima,
que por más violento o insulso sea,
no solo se banca al sol,
sino que trae mariposas,
y las posa sobre su mejor obra.

Que linda seras vos,
que estás ahí, petrificada,
demostrando otras cosas,
pero haciendo tu mejor intento.

Que lindo seré a mi manera,
que aquel que me entienda,
no solo podrá ser privilegiado,
sino también vanidoso de lo que tiene.

Capaz no es tan lindo que sea así,
porque capaz se planeó diferente,
pero si algo así se planeó,
entonces no está destinado a ser.

Que lindo será predisponerse,
que te chupa un huevo lo ajeno,
que te chupa un huevo el destino,
que te chupa un huevo la paciencia,
y, sin embargo, sigo acá.

Que lindas serán las chances,
que si no las aprovechas,
te quedas tranquilo,
porque más adelante, vienen mejores.

Que feo será no aprender de las cosas,
y seguir cegado por tu compañero,
que te olvidas de lo que tenés,
y por eso podés perder tanto.

Pero que lindo será,
Dios santo,
que lindo será,
proceder aún así,
y proceder con vos.

sábado, 18 de marzo de 2017

La primera vez más divertida.

El 18 de Marzo del 2017 fue la primera vez que salí con mis amigos y mi novia al mismo tiempo y la pasamos bien.

Dada la situación de que, por cuestión de respeto, pudor o vergüenza, nunca coincidimos tan felizmente en una salida, atrevo a mi capacidad radial para describir las sensaciones de dicha salida.

Fue la primera vez que presencie a mi novia en un pedo más alegre que aquel que supo disfrutar cuando salió a bailar con sus amigas, haciendo que los temas de Ricky Martin o Maluma parezcan covers al lado de la énfasis de ella al cantar.

Fue la primera vez que me junté con mis amigos (en más de 7 años de amistad) que nunca, en ningún momento, hablamos de fútbol. Somos privilegiados hinchas de Boca, Lanús, Independiente y Arsenal, fanáticos de la Champions League y totalmente adictos al fútbol. Ni el quilombo con el campeonato argentino, ni el sorteo de Cuartos de Final de la Champions, ni la Copa Libertadores, ni la increíble remontada del Barcelona ante el PSG, que todavía da que hablar, fueron centro de conversación en aquella mesa que terminó repleta de cerveza, papeles y envidia de todos aquellos que nos miraron bailar. Quizás fue por la presencia de una mujer en el grupo que supimos tener un poco de respeto, y en vez de hablar de fútbol, nos pusimos a contar chistes.

Fue la primera vez que me sentí tan cómodo con una mesera, rubia de ojos oscuros y una sonrisa complaciente que forzaba a sus atendidos a devolverle una sonrisa. Fue la primera vez que una mesera pudo cumplir con nuestras expectativas y que (y esto vale mucho) se sintió muy cómoda con nuestro trato y nuestra propina. Definitivamente me gustaría que nos atienda otra vez.

Fue también la primera vez que vi a uno de mis mejores amigos bailarse temas de cumbia, reggaeton, pop y salsa de tal manera que el conductor quiso sacarlo a bailar, cuando en realidad a él le gusta el tango, el jazz, el rock y la música de la cual todos debemos estar orgullosos.

Fue la primera vez que Martín coincidió conmigo en lo que comimos, dos porciones de papas con cheddar, una milanesa napolitana con fritas y jarra de litro de Quilmes. Y también fue la primera vez que me quiso increpar con un beso si la milanesa estaba rica, eso sí que desearía olvidarlo.

Fue la primera vez que mi mejor amigo supo comprar y pagar lo justo, algo que hay que resaltar ya que, desde que tiene trabajo, nos quiso invitar un montón de cosas sin tupé de nada, y estoy agradecido por ello.

Fue la primera vez que pude mantener una conversación interesantísima con el sobrino del actor Fernán Miras sobre un dato que él desconocía sobra la película Tango Feroz, historia que escuchó por primera vez de mis labios, y no de su ascendencia actoral.

Fue la triste primera vez que vi a una mujer sentada sola, en frente de un maniquí vestido de esqueleto, tomando una cerveza Corona, con ojos llorosos y viceando en Facebook, disfrutando de la soledad, de una silla vacía y de un silencio que solamente ella sabrá interpretar. Fue la primera vez que me quedé con las ganas de ayudar a un extraño.

Fue la primera vez que encontramos un bar tan al límite de las expectativas difíciles que tenemos nosotros, Punto Límite en Lanús, cuatro estrellas y media de cinco. De tanta música agradable hicimos de nuestra estadía y del alcohol algo tan diferente.

Y, por cierto, esta es la primera vez que escribo en estado de ebriedad.