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domingo, 16 de abril de 2017

Olvidable.

Durante el 15 de Abril y la madrugada del 16 del mismo mes, no fueron buenos pasares.

Habrá sido por cosa de la mala fortuna que cayó un fin de semana larguísimo e interminable, o tal vez por un malentendido que, al final, fue mío, pero desperdicié la mejor oportunidad que este año me pudo dar.

Este es un escrito diferente, porque no canalizo nada, lo que me pasa es tal cual lo leen, bajo su techo que tanto los reguarda, y unas nubes de tormenta encima de él, que significan otra cosa.

Al final, uno se enamora de momentos y no aprende nunca, no sin ayuda. Pero a veces hay que tener a cierta persona al lado para aprender, una persona con cuyos momentos se vuelven eternos, se convierten en vida.

Tengo la mala genética de siempre arruinar todo, de exagerar, de "cagarla" como dicen comunmente los argentinos (o los naturalizados, más bien). Pero aún así, los sentimientos eran los mismos, son los mismos, porque después de tres años y monedas, las cosas no cambian.

Esta es la reflexión hacia adentro más importante de mi vida, porque va dedicada a alguien que significó algo gigante en ella, hecho del cual estoy orgulloso, porque pocas veces uno se arrepiente cuando ve lo que consiguió, y ve que es bueno.

Por primera vez en mi vida, considero que mi labor está incompleta. Y fue por error mío, porque no pude mantener y hacer feliz junto a mí, a aquella persona que poco le importaban mis errores, la segunda persona de mi vida.

Después de una noche de ebriedad, de la cual me arrepiento, terminé de arruinar todo sin razón alguna. A bancarsela, Franco.

Si vivis feliz al lado de una persona, la mitad de tu vida está hecha, y esa mitad de mi vida se la debo a ella. Ahora es cuestión de rezar y rogar para que esto no se vuelva a repetir, y todo termine bien, aunque sea en una amistad, porque es lo máximo que podría llegar a reclamar.

Disculpa, querida. Hay una cosa más que quiero que sepas, falta poco para el 29 de Abril, día magnífico que solía ser para nosotros, motivo de mucho, día en el que mi corazón se abría como nunca, a pesar de todo. Pero este 29 va a ser diferente, no porque no estamos más juntos o no mantendremos contacto, sino porque te darás cuenta que mi corazón sigue siendo tuyo.

Disculpa, querida. En serio, disculpa. Uso esta carta para dejarte en claro que cambié, que soy feliz, pero que puedo ser más feliz con vos. Te dedico mi último "Te amo", y trataré de soltarte, porque poder decir adiós, es crecer, diría Cerati.

Te amo, querida. Hasta siempre.

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